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Jules Buckley, compositor y director de orquesta y ganador de un premio Grammy, está transformando la imagen manida de las orquestas que solía haber antes.

Rompiendo géneros

La sensación que impera en el escenario del Royal Albert Hall de Londres es que la cabeza no para de dar vueltas. Los Soul Mavericks son un grupo de breakdance que desafía la gravedad y que con todo tipo de contorsionismos y movimientos imposibles vibran al ritmo de música hip hop con nuevos y emocionantes giros.

Con unos números inconfundiblemente funky, desde el himno fundamental de las fiestas de barrio de la Incredible Bongo Band, 'Apache', hasta el tema electro de Zapp 'More Bounce To The Ounce', el conjunto clásico contemporáneo Heritage Orchestra se ha encargado de reelaborar las rolas con toda la elegancia. Junto a las secciones de metales y cuerdas están los colaboradores de percusión Ghost-Note, el pinchadiscos de fama mundial Mr Switch y una cohorte de vocalistas invitados.

Y es que hablamos de The Breaks, un cara a cara entre el hip hop y la música clásica que formó parte originalmente de la famosa temporada de conciertos de los Proms de la BBC y que ahora se ha materializado en un aclamado álbum. Al frente del proyecto está el director de orquesta, arreglista y cofundador de la Heritage Orchestra, Jules Buckley. De figura elegante, para la cita de hoy luce una camiseta informal, algo poco convencional, irreprimible y característico del Buckley musicalmente expansivo.

Único en su género

“Mi corazón apuesta por los proyectos irrepetibles en los que el público no haya experimentado nada parecido antes y que uno no puedo sencillamente recrear una y otra vez ", explica Buckley desde su casa de Berlín. "Cuando trabajo en un proyecto, mi instinto innato es ir lo más lejos posible… quizás con la idea de mantener el desafío y la estimulación".

Buckley, que ahora tiene 41 años, colabora con regularidad con conjuntos de fama mundial, como la Orquesta Sinfónica de la BBC. Dirige además dos célebres conjuntos: la Heritage Orchestra, con sede en el Reino Unido, y la Metropole Orkest de Holanda (que encabeza como director principal). Estos conjuntos han alejado la interpretación orquestal virtuosa de los estereotipos habituales y la han llevado a un territorio aparentemente ilimitado, desde los locales de las discotecas hasta las salas de conciertos, los festivales y los estadios con aforos de 20.000 personas.

Sus proyectos han dado lugar a numerosos momentos estelares para todos los gustos, tanto sobre el escenario (como la sublime interpretación de la Heritage Orchestra de la banda sonora de Blade Runner de Vangelis, los espectáculos de Ibiza Classics con láser con el DJ Pete Tong y un concierto Prom orquestal de 2021 con el cantautor indie estadounidense Moses Sumney), como en formato disco ("remezclas" orquestales de artistas del siglo XXI como el dúo de club Basement Jaxx y la estrella del neo-soul Laura Mvula). Buckley ha cosechado premios Grammy por trabajos que incluyen un álbum con los instrumentistas estadounidenses Snarky Puppy y una unión de jazz-folk con el artista británico Jacob Collier y ha demostrado tener un espíritu muy influyente en una época caracterizada por la diversidad de los repertorios orquestales y del público en general.

"No importa si los géneros parecen chocan unos contra otros. Se puede hacer prácticamente cualquier cosa siempre y cuando el concepto sea sólido", insiste. "Un buen creador de remezclas puede tomar cualquier pista y hacer algo nuevo con ella. Sobre esa idea se levanta mi trabajo orquestal".

Cool Britannia

Buckley creció en Aylesbury, al sureste de Inglaterra. Sus primeras influencias fueron desde el pop punzante y optimista de los 80 que escuchaba en la radio comercial hasta el rock duro y el jazz. Buckley empezó a tocar la trompeta a los nueve años en el Centro de Música para jóvenes de su ciudad y llegó a tocar incluso en orquestas de jazz de su localidad. Buckley recuerda la epifanía que supuso para él recibir un walkman y un tocadiscos de su padre, cuya colección de discos "acojonante" también le impresionó.

"Me ponía los auriculares y me metía en mi propio mundo para descubrir por qué me gustaba la música e identificar todos los elementos que hacían que un tema resonara de verdad", relata. "Me sigue fascinando cómo los sonidos conectan con el público".

Alrededor del verano de 2004, Buckley y su amigo y colaborador musical Chris Wheeler empezaron a encargarse de la música de una de las noches en Cargo, un local del distrito de Shoreditch para DJs y espectáculos, todo un semillero innovador dentro de la escena de clubes del este londinense. La política musical del evento era "una mezcla de ritmos poco habituales y artistas legendarios". También fue el lugar de nacimiento en directo de la Heritage Orchestra, un conjunto "renegado" pensado para contrarrestar las limitaciones musicales y que marcó el inicio de las aventuras de Buckley en la dirección musical. "Para ser sincero, aprendí por ensayo y error", admite. "No pasé inmediatamente a dirigir música de Bartok y Stravinsky. Fue más bien una inmersión gradual en ese mundo".

Bossa Nova

Más adelante, ya en 2005, Buckley asistió a un curso de verano en el Instituto Henry Mancini de Los Ángeles. El artista describe esta experiencia como la mecha que encendió sus visiones creativas. "Entre los mentores del curso estaban Quincy Jones y Vince Mendoza, que es uno de los mejores arreglistas del mundo", dice. "De hecho, Vince me presentó a la Metropole Orkest. Me encantó aportar algo a ese grupo y ellos también me elevaron con sus actuaciones. La vertiente colaborativa se desarrolló muchísimo gracias a las orquestas Heritage y Metropole.”

"No percibo el 'control' como algo negativo", añade. "Siempre hay un millón de variables en los proyectos orquestales y a la hora de dirigir tienes que dirimir cuestiones como averiguar cómo vas a resolver los problemas o cómo vas a llevarte con la gente. Me di cuenta de que empezaba a trabajar más como un productor, pero en directo, y eso hizo que me ganara la confianza de los músicos".

Buckley habla de su "familiaridad" con eventos internacionales como los Proms anuales de la BBC y el Festival de Jazz del Mar del Norte. En el primero, ha presentado conciertos orquestales dedicados a su mencionado "gurú" de la música y la producción Quincy Jones, al que asistió la propia leyenda y ha organizado conciertos dedicados a la música grime y a la música disco neoyorquina. Fue aquí también donde dio a conocer su proyecto de The Breaks.

Romper con el pasado

"The Breaks fue un proyecto relativamente sencillo, en el sentido de que se trata de música que realmente me gusta", explica. "Siempre he sido un gran fan del hip hop, el soul, el funk y la música disco y me atraen los artistas realmente originales y los vocalistas increíbles, así que tenía sentido establecer una exploración sin interrupciones. Supongo que el reto fue decidir qué incluir u omitir y decidir qué es un ‘break’ de verdad. No todo gira en torno a la batería de Clyde Stubblefield, pionero estadounidense y colaborador de James Brown. También abarcamos clásicos de la vieja escuela y modernos.”

"En esa actuación destaca un elemento de estilo libre. Si bien la estructura del concierto estaba planificada, había sin duda un margen de maniobra para que los breakers no se sintieran limitados, ¡porque de lo contrario no estaríamos haciendo nada más que una prueba de resistencia de 90 minutos de duración! El ‘breaking’ es una forma de arte increíble, en todo el mundo".

Cambiar las reglas

A pesar de las continuas incertidumbres en el actual calendario de la música en directo, Buckley se prepara para un 2022 creativamente inquieto, con conciertos de varios géneros que incluyen una cita en Londres con el artista estadounidense de indie-folk Father John Misty y con la orquesta Britten Sinfonia, nuevas colaboraciones con la BBC Concert Orchestra y el subidón sinfónico de Ibiza Classics.

"Cuando nos metimos en lo de Ibiza Classics por primera vez, rompimos muchas barreras para la gente y contrarrestamos la imagen conservadora de las orquestas tradicionales", dice. "Así es todo más accesible y divertido.”

“Una generación de clubbers que ya es mayor puede ahora escuchar la música que le gusta, presentada de una manera diferente. Cuando yo era pequeño, muchos de mis compañeros del colegio pensaban que la música clásica era "elitista" y a nivel educativo, sigue siendo muy homogénea. Eso es algo que tenemos que cuestionar cada vez con mayor frecuencia".

Este año, Buckley trabajará también en su primer disco en solitario. "Todavía no podría decir qué va a ser", dice. "Pero la sensación que tengo es que se trata de la pieza que faltaba en el rompecabezas". Sea cual sea la forma que adopte esta "pieza que falta", lo más probable es que sea más bien una emocionante puerta de entrada a algo nuevo y no una nota final. En la visión musical de Buckley, cada expresión única desemboca en toda una serie de posibilidades nuevas.

Crédito de la imagen: Getty, Anthony Mooney, BBC

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